África al sur del Sahara, con una población de más de 1000 millones de personas, la mitad de las cuales tendrá menos de 25 años en 2050, es un continente diverso con recursos humanos y naturales que tienen el potencial de generar crecimiento inclusivo y poner fin a la pobreza en la región, permitiendo a todos los africanos tener vidas más saludables y más prósperas.

El continente, donde existe la mayor zona de libre comercio del mundo y un mercado de 1200 millones de personas, está creando una trayectoria de desarrollo completamente nueva aprovechando el potencial de sus recursos y su población.

La región está formada por países de ingreso bajo, mediano bajo, mediano alto y alto, 18 de los cuales atraviesan por situaciones de fragilidad o conflictos. En África hay también 13 Estados pequeños, que se caracterizan por tener poca población, escasez de capital humano y una superficie terrestre limitada.

Mientras los países de África al sur del Sahara han logrado mantener bajo control la COVID-19 (coronavirus) con una cantidad relativamente baja de casos, la pandemia sigue afectando la vida de los habitantes y la economía del continente. Según proyecciones, la actividad económica caerá a -3,3 % (i) en 2020, produciéndose la primera recesión en 25 años.

La considerable desaceleración de la actividad económica provocará pérdidas en la producción de por lo menos USD 115 000 millones este año, debidas en parte a la disminución del consumo interno y de las inversiones producto de las medidas de control para detener la propagación del virus. Esta situación también podría empujar a la pobreza extrema a hasta 40 millones de personas, eliminando al menos cinco años de avances en la lucha contra la pobreza.

Del mismo modo, la COVID-19 podría retrasar los logros en el desarrollo de capital humano, ya que el cierre de escuelas afectará a casi 253 millones de estudiantes provocando posibles pérdidas en materia de aprendizaje.

Los países de África oriental y meridional fueron los más afectados por los impactos económicos de la COVID-19, en parte debido a las mayores contracciones de la producción en Sudáfrica y Angola. Las disrupciones en la industria del turismo y los confinamientos provocarán desaceleraciones considerables en Etiopía, Kenya y las naciones insulares.

En África occidental y central, se proyecta que la disminución del crecimiento será impulsada principalmente por los exportadores de petróleo. La actividad en los países que no son ricos en recursos naturales, entre ellos Côte d’Ivoire, Ghana y Senegal, disminuirá, pero no se contraerá gracias a un crecimiento relativamente más sólido en el sector agrícola. Las proyecciones indican que los países frágiles de la región experimentarán una fuerte caída del crecimiento a medida que la COVID-19 exacerba los factores que fomentan la fragilidad.

La región se reactivará en 2021; sin embargo, el crecimiento variará de un país a otro. Aunque se prevé que Sudáfrica experimentará una recuperación débil, las proyecciones indican que el crecimiento general de la región de África oriental y meridional será en promedio un 2,7 %. Si bien la recuperación económica de Nigeria no será robusta, se proyecta que África occidental y central experimentará un crecimiento promedio de un 1,4 %.

Muchos países han aprovechado la oportunidad en el marco de la crisis para agilizar reformas e inversiones necesarias que son cruciales para el desarrollo a largo plazo. Sin embargo, la preocupación por una segunda ola de la pandemia está provocando mayor incertidumbre.

En tal contexto, el camino hacia la recuperación será largo y arduo y exigirá políticas e inversiones centradas en conectar a las personas con las oportunidades de empleo, lo que puede ayudar a poner fin a la pobreza extrema, particularmente después de la COVID-19.

En una época de confinamientos y distanciamiento social, invertir en la economía y la infraestructura digitales también será crucial para mitigar el impacto de la pandemia de COVID-19 y promover una recuperación sostenida. La adopción de tecnologías digitales por parte de los Gobiernos, los hogares y las empresas en África al sur del Sahara aún va a la zaga en comparación con otras regiones del mundo.

Por lo tanto, serán esenciales las intervenciones gubernamentales para reducir el costo de los dispositivos y servicios, evitar las desconexiones por falta de pago y aumentar el ancho de banda.